viernes, 24 de agosto de 2012

Crucero a Colonia - Premio consuelo

Habiéndose frustrado el crucero a Buceo por mal pronóstico, después de un viernes muy lluvioso, el Cap. de Marcopolo, la nave anfitriona de la ocasión, nos cita el sábado a las 8hs. Puntuales los 4 y con la ausencia anticipada de San Juan, en menos de una hora estamos despachados y navegando, aprovechando lo que queda de la pleamar para dejar el puerto de Olivos.


Nubes en los 360 grados del horizonte. El N de a poco se hace NW y el NW se afirma como W. Con ello que la navegación se hace rápida, cómoda, estable.. No habiendo que hacer en cubierta, la tripulación trabaja en la cocina y desde ahí empiezan a desfilar platos con picadas, vasos con fino tinto provisto por nuestro amigo JB, un tipo que si fuera vino, sería un corte 50% nauta 50% somelier.

En 4:30 hs. ya habiendo arriado, nos encontramos con La escollera Santa Rita vacía, solo un crucero cerca del puente y nuestro amigo el Sagitarios (con el que ganamos Buquebus 2009) en el otro extremo.
 Una vez amarrados, los relojes toman la cadencia de la vida de puerto, donde las preocupaciones son tan banales como la vida misma. Sin más preocupaciones que decidir que hacer o seguir descansando, o quedarse un buen rato mirando algo, solo porque si.. sin fines de lucro.

El domingo amanece con sol y cielo celeste. Hacemos una caminata por la "veira mar" del real de San Carlos que nos da suficiente hambre para justificar las pastas del domingo preparadas con una salsa al "uso nostro". El vino sigue siendo premium. Por la tarde, paso un buen rato tratando de aprender a usar mi nueva Nikon compacta, casi sin botones.



 

 El lunes temprano, antes de volvernos, tenemos que terminar una transacción de "entreport" que por esas tipicas cuestiones rioplatenses, hoy resultan más beneficiosas en el veril charrúa. Producida la tradición de la cosa, dejamos el puerto un rato después que Sagitarios.

Otra vez franco, con cielo cubierto, pero esta vez lluvioso. El viento del E - SE nos lleva rápido y nos asegura agua bajo la quilla. Nos da tiempo para un risoto, un último vino y un champagne para celebrar por los amigos y barcos que navegan.

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