miércoles, 19 de abril de 2017

Rio de Janeiro - Buenos Aires. Volviendo de la Regata





Todo empezó un día que, hablando entre una cosa y otra, Viki Agote, así al pasar me cuenta que va a mantener firme su decisión de no correr más regatas, por lo que renuncia a hacer su Buenos Aires  Rio de Janeiro  número 10, pero que como regresar navegando no forma parte de la competencia alguna, ahí si se va a embarcar en el  Big Bang de su amigo Omar Lauda con quien han compartido muchas millas, para bien traerlo otra vez al Rio de la Plata.  Ante ese comentario no pude dejar pasar la oportunidad de ofrecerme como mano de obra bruta de a bordo, y de paso aprovechar para compartir, aprender y experimentar una travesía de un poco más de 1000 millas.  A los pocos días con un “la vamos a pasar bomba” me confirma mi lugar.


La tripu.  Además de Viki y yo, producto de una serie de contratiempos que al final le resultaron muy favorables, Omar queda embarcado y formara parte de toda la travesía.  El cuarto es Andy, un escoces que bebe muy poco y que se lleva muy bien con la proa y con todas esas cuerdas que siempre tratan de endiablarse con el tangón entre izadas, arriadas y trasluchadas.  Con el hemos compartido algunas temporadas de regatas navegando en el Tímido II.   Omar,  en la regata, es premiado por ser el tripulante con más ediciones corridas.  Acredita siete igual Gustavo Sciacca pero por ser más experto se lleva el premio.  Recibe la placa de manos de otro aún más navegado, Viki que corrió 9.  Dato estadístico, entre los dos tienen 16 regatas corridas, es decir 20000 millas de experiencia solamente en este tramo.  Para que el dato sea más exacto deberíamos sumarles los regresos y las veces que navegaron por estas zonas por el puro placer de hacerlo.. 
El barco.  El Big Bang  es un F&C 40 prolijamente mantenido, quizás de los últimos diseños de corte clásico, antes de que lleguen las generaciones de barcos con popas planas,  abiertas y muy mangudas, y rodas rectas.   Muy fácil de navegar, muy marinero tanto en cubierta como en cabina.  De esos barcos que no te cansas de timonear. 
Bahia de Guanabara
Zarpamos.  Apenas unas horas después finalizada la entrega de premios,  el 25 de febrero salimos en momentos en que empieza a amanecer para disfrutar la salida del sol desde la bahía de Guanabara. 
Rio – Angra.  En una monótona calma a motor, apuntando al W hacia el frondoso archipiélago de Angra dos Reis, empezamos a desandar el camino.  Navegamos muy cerca de la costa reconociendo una a una las playas cariocas hasta alcanzar  Ilha Rasa da Guaratiba y desde ahí dejando por el través las 25 millas de la restinga da Marambaia.  Unas millas más y casi después de doce horas de ronroneo de la máquina, recalamos el Enseada das Palmas, la bahía más oriental de la I. Grande. 
Enseada das Palmas
Como esta lluvioso, un poco fresco y estamos sin bote auxiliar,  decidimos no bajar a la playa y dejar para otra ocasión la caminata hasta la playa de Lopez Mendes que yo había tenido oportunidad de conocer en 2011 cuando  estuve recorriendo este paraíso tropical.   Antes del atardecer también recalan Silohuette 2 y Mercenario 4 que también están volviendo.  Al día siguiente, temprano nos vamos para Abrao pero tal es el gentío y tráfico de embarcaciones que, al rato de fondear decidimos levantar e ir a Saco de Ceu.  Este lugar es sin dudas el más protegido y tranquilo de todo I.  Grande.  Acá nos quedaremos a dormir mientras que alternamos entre estar a bordo y bajar al restaurante Coqueiro Verde donde bebemos cervezas y comemos toda clase de bicho de mar pasado por el aceite hirviendo de la sartén.  
Saco de Ceu
Es carnaval y feriado, y muchos aprovecharon para dormir acá, lejos del frenesí de los festejos típicos de la ciudad.  Se hace de noche y todo se apaga,  solo nos acompañan algunas estrellas que asoman entre un cielo nublado.

Angra – Ilhabela.   El 27  empieza el tercer día y casi por omisión se establecen rutinas que mantendremos a lo largo de todo el viaje.  Nos despertamos temprano, aproximadamente a las 6am  cuando el ruido del chispero prende la hornalla para calentar el agua de los primeros mates que preparara el cebador oficial Viki.  Un buen desayuno con torta galesa, facto de Andy el escoces, y algunas otras delicias y  rápido a navegar unas 15 millas hasta Marinas Piratas donde repostamos Gas oil, hielo y agua.  
ICRJ  sede Angra
Al medio día, antes de abandonar el entretejido de islas,  amarramos en el Iate Clube Rio de Janeiro (sede Angra)  donde desembarcamos a nado para almorzar.  Los brasileros nos reciben gratamente.  Amables nos preguntan sobre el viaje que estamos haciendo e intercambiamos alguna información útil.  A media tarde soltamos la boya del Iate Clube y retomamos la navegación,  más tarde decidimos omitir la recalada en Parati y ponemos proa a la I. Sao Sebastiao donde amarraremos en el Iate Clube De Ilhabela.  Navegamos  bajo un cielo cubierto, con bastante actividad eléctrica en tierra detrás de los morros.  De a ratos una brisa del N nos permite poner vela y darle descanso al motor y a nuestros oídos.  La noche y el mar nos regalan algunas tímidas noctilucas.  Amanecemos habiendo recorrido casi la totalidad de las 80 millas de nuestra derrota.   Alcanzamos el N de la isla.  Desde aquí y hasta el club vamos bien pegados a la costa curioseando.  En estas costas lo que sobra es profundidad por lo tanto nos acercamos a metros de la playa.  
Iate Clube De Ilhabela
Amarramos en una boya al lado del Fortuna 3 y un poco más allá del Esperanza.  Más tarde compartiremos la mesa del bar con estas tripulaciones, hablaremos de la regata, de las estrategias y del famoso e incognito punto “Caroulus” que solamente lo cruzara el barco que gane la regata...  La estadía nos da tiempo para caminar un poco por la ciudad,  ver el preludio del carnaval y hacer algunas compras para rellenar bodegas con víveres y tanques con agua y combustible. 

Marinas del Iate Clube de Ilhabela

Ilhabela – Portobello.  El 1 de Marzo dejamos Ilhabela con la intención de ganar todo el Sur posible siempre que la meteorología acompañe.  Así, después de recorrer las 11 millas de costa de la I. Sao Sebastiao, ponemos rumbo SO que con una linda brisa del primer cuadrante nos lleva a fuerza de Spi y mayor en una cómoda navegación.  
Comemos y descansamos.  Durante el día no hay guardias, nos organizamos espontáneamente. A la noche, somos dos equipos rigurosos que cumplimos 3hs. de guardia cada uno.  A medida que entra la noche el tiempo desmejora y durante el primer turno en cubierta ante la presencia de lo inevitable  decidimos arriar todo y esperar a que la “soplatina” nos agarre, 
y así fue que  entro un SW que me permitió experimentar lo que tantas veces me había contado Viki, capear a palo seco.  Hacemos proa al SSE pero navegamos al E.  En una hora abatimos 1,5 millas según GPS.  Con el barco adrizado, sin esfuerzos en la jarcia ni en el timón, mientras el cocinero de turno prepara la comida.  Pasadas tres horas volvemos a establecer vela suficiente para tener rumbo y velocidad.   Al amanecer el viento rota y baja, aprovechamos y cargamos baterías, y enfriamos heladera.  A medida que el día pasa volvemos a tener buena brisa franca.  Si bien la tecnología por un lado nos castiga dejando fuera de servicio al piloto automático, por el otro nos beneficia manteniéndonos en permanente comunicación con tierra a través del “Delorme”.  Jorge Jáuregui, skipper del ganador Fjord 6, nos va plotteando e informando como viene el clima.  Su mensaje es claro, el 3 a la tarde/noche entra un S fuerte.  Si pueden entren en Jurere o Porto Belo.
Enseada Da Caixa Daco
Pese a que el plan original era seguir y que los tiempos de los tripus, en especial los más jóvenes se nos empiezan a acortar, Omar con muy buen criterio define entrar.  Así entonces, derivamos unas 20 millas para pasar entre la I. Joao Da Cunha y amarrar en el exclusivísimo Iate Clube de Porto Belo.  En 2 días y unas horas navegamos  302 millas.  Aprovecharemos para darnos un buen baño, comer y caminar un poco,  y como cada vez que hacemos puerto, comprar hielo y llenar tanques de agua y combustible.  El club se encuentra al W apenas a una milla de la famosa y bellísima Enseada Da Caixa Daco, muy protegido  de todos los cuadrantes y con instalaciones tanto de puerto como vestuarios y restaurante de primerísimo nivel.  El costo de la estadía muy aceptable para el nivel de servicios.
Iate Clube de Porto Belo

Porto Belo – Jurere.  En la mañana del 4 habiéndose retrasado el pronosticado S hacemos una pierna corta, sin novedad, de apenas 28 millas hasta Jurere para, aunque sea arrimarnos unas horas más.  Tomamos una boya al borneo y volvemos a encontrarnos con el Esperanza que también está esperando el paso del frente frio y del Tinto que se quedara unos días acá.  

Finalmente a minutos del crepúsculo entra viento S fuerte y lluvia tropical.
Jurere – La Paloma.  A la mañana siguiente, el 5, después de un buen desayuno y ronda de mates, aun con el S soplando con vehemencia, impacientes de estar tanto en puerto salimos con la idea de que va a ir aflojando.  Entonces con el Big Bang bien trincado empezamos a orzar hacia el SE.  Primero con rizo y G3, más tarde con dos rizos y finalmente con todo arriado capeamos durante dos horas.   La orzada nos valió ganar unas 30 millas.  Cuando el viento se estabiliza un poco, izamos y hacemos el otro borde con el que apuntamos al SW.  De a poco se va prestando hasta que damos al S.  Así navegaremos hasta la madrugada que pasamos al través de Laguna donde volvemos a corregir y hacer rumbo directo SW.  Sin prisa pero sin pausa las millas pasan por debajo de la quilla. 

De repente, Andy desde el puente grita “DELFINES”  y todos salimos a cubierta  a disfrutar del espectáculo que se repite por segunda vez.  Lo reemplazo en el timón dándole espacio a su creatividad para que aproveche a sacar fotos y más fotos.  La gracia de estos animales nos acompaña un buen rato, nos alegra la tarde.  Seguimos bajando hacia el S.  El promedio de velocidad es muy bueno.  El GPS nos da una ETA muy optimista.  La madrugada del 8 pasamos al través de Rio Grande a unas 35 millas mar adentro.  Sigue el buen tiempo y el buen viento, la buena comida y bebida, y el descanso.   El 9 amanecemos con un N que se viene desinflando y un cielo cargado por los cuatro puntos cardinales.  En el momento que calma con Andy decidimos arriar todo, atar todo y ponernos trajes de agua.  Está llegando lo que suponemos. Y llega.  Norte y lluvia torrencial. 

El anemómetro marca las rachas más fuertes de todo el crucero, 46 nudos.  Como nos entra por popa tenemos que cerrar todo el barco.  Solo se asoma una mano que nos pasa un reconfortante mate calentito..  Así da gusto navegar!!.  Después de un rato empieza a rotar en sentido anti horario hasta el W lo que nos permite establecer dos rizos más G3.  Mientras tanto Jorge, vía Delorme, nos dice “métanse en La Paloma que viene pesto”.  Abajo Omar y Viki hacen cuentas, analizan pronósticos concluyendo en lo más sensato.  A la tarde amarramos en el primer puerto uruguayo del viaje.   La Paloma tiene pocas amarras para navegación deportiva, pero todas muy cómodas y seguras.  Es un puerto donde no se siente el viento ni la ola.
Al día siguiente al amanecer entra el Mercenario 4.  La cara de los chicos dan mejor dimensión de lo que pasaron que sus propias palabras.  También llegan noticias del Big Match que recibe la tormenta a la altura de Rio Grande.
La Paloma – Punta del Este. Recién en la madrugada del sábado 11, cuando los cálculos de días anteriores nos decían que ya estábamos en Buenos Aires, podemos salir con la intención de aprovechar la ventana de unas horas de buen tiempo.  Buceo, Piriapolis o Punta del Este cualquier opción  es buena para arrimarnos porque sabemos que donde entremos nos quedaremos un par de días hasta que vuelvan a abrir el puerto.  Andy lamentablemente tiene que interrumpir el viaje y llegar a Buenos Aires por tierra,  porque la vida terrícola lo demanda. Con una gran comilona lo despedimos después de haber compartido 1000 millas. 
Faro de Jose Ignacio
Punta del Este – San Fernando.  
Omar, Viki y yo quedamos para la última pierna.  Si bien esperar en puerto siempre resulta denso, hacerlo en Punta del Este es de las situaciones menos malas imaginables, así que optamos por disfrutar todo lo bueno y agradable que este lugar tiene hasta que por fin el 14  tempranito, con todos los papeles sellados por las burocracias portuarias,  recogemos por última vez los cabos de amarre para apuntar a casa.   Con viento del W suave que después de unas horas empieza a rotar favorablemente empezamos a meternos en el rio.  Por la tarde las olas ya no tienen ruido a espuma y el color se empieza a teñirse de marrón.   A las primeras horas de la tarde del 15 estamos a la altura de paso 7 del canal Mitre.  


El Rio de la Plata baja, comienza a llover y la bruma cierra el horizonte.  Los 2.30 mts. de calado que tanto nos rindieron en el mar ahora nos obligan a remontar como un buque comercial por el canal y entrar a San Fernando por el Paraná de las Palmas.  Queríamos navegar? A eso vinimos!  Y lo hicimos con creces! Y lo repetiremos! Por ahora, lo más salado que veo en el horizonte es La Panela, la regata a La Fabulosa Panela!  Y no es poco.  Por eso, allá Vamos!!! 


Fotos: Andy Dey y Elaghaka.
Mas Fotos AQUI
Este post se publicara en la Revista Barcos de Abril 2017

viernes, 7 de abril de 2017

Panela 2017 ORC Club

Fabulosa Panela! Y Fantastica!!

Despues de terminado el Circuito Atlantico Sur y habiendose levantado el Campeonato de Semana Santa, los tripus llegamos a correr Panela con el sentimiento encontrado de, por un lado saciar la ansiedad de volver a regatear y por el otro ir a virar ese itsmo que por algo lo pintaron “Rayado”.  Ante esa disyuntiva mas el condimento de un pronostico que  proponía como mejor alternativa a andar orzando por el rio,  pochoclo y cine continuado, ante la imposibilidad de capitanear al Timido, Guri nos convoca a Ana, Jorge, Luciano y yo (*)  para que corramos.  
El resto del equipo debido a una serie de imposibilidades no puede embarcarse.   Ante la realidad de correr con la mitad de manos, kilos móviles y cerebros, planeamos un orden estricto de tareas, funciones y guardias.  Armamos duplas de nos turnaremos cada tres horas, quedando en manos de Luciano la decisión de la navegación.  En los minutos previos a largar, mientras hacemos los últimos ajustes finos, el viento se pone ironico y a modo de preludio, en lugar de soplar los veintipico del ESE pronosticados, afloja hasta casi ser calma.  La escuálida flota empezamos a nave-flotar empujados por una fuerte bajante. Hasta que se hace de noche el viento siempre del segundo cuadrante no pasa de leve.  Mas tarde, a la altura de la rada de La Plata, tomamos un rizo, y cuando nos preparamos para el peeling de G1 por G3 decidimos arriar la proa y ver que pasa.  
Lo que pasa es que aun filando casi toda la mayor rizada navegamos a 7 nudos y la banda no quiere salir del agua.  Es evidente que esos cuatro tripulantes que faltan son los que necesitamos para adrizar un poco el barco y poder establecer una vela en proa. A lo largo de la noche avanzamos bien aunque un poco derivados.  Mas tarde, izamos el G3 y ya con la luz del sol pasamos al G1.  Si bien sopla y sopla, la ola no se arbola demasiado y la temperatura no nos castiga.  Los cuatro de abordo, muy bien autodenominados “los cuatro fantásticos” estamos casi enteros, casi secos, un poco húmedos, pero vamos con la moral bien alta. Orzamos y orzamos  pero pareciera que Panela se nos mueve a barlovento.  Al mediodía la tenemos ahí, pero no podemos darla y se nos escurre el premio prometido por el capitán cuya condición era virarla por la mañana.  Finalmente a las 2pm podemos filas escotas y agachados por debajo de la botavara ver a sotavento a esta muñeca brava.  Chau Panela. Con todo el trapo arriba y todo filado andamos y empiezan las barrenadas.  Mientras que en el horizonte llueve, a nosotros nos acompaña un agujero en el cielo que deja entrar al Sol y permite que disfrutemos y hasta nos saquemos, aunque sea por un rato, los trajes de agua. 
 Al anochecer seguimos con viento franco.  Mas tarde,  de noche cerrada viene soplatina y a arriar e izar, y tomar rizos.  Asi andamos en la oscuridad solo cruzada con un poco de luna,  derechito arriba del track. Antes de amanecer, cuando el viento se modera  volvemos a cargar trapo.   Los cambios de guardia se convierten en los momentos fraternales del Timido, donde la tripu que baja, antes de dormir, prepara sopas, tes o jarros de cafes, galletas y otros convites. Durante la mañana y ya cuando estamos en zona 3G recibimos mensajes de capi que nos esta esperando en DN. El viento ya mas suave nos permite poner un Spi para recorrer las ultimas millas hasta cruzar la línea blanca que divide en dos el paredón de llegada.


(*) Tripulacion NO experta pero experimentada, avalados por mas de 200 años de existencia y una sumatoria de unas 40 panelas corridas..