Finalmente, los que insistimos con navegar hasta Uruguay en semana santa tuvimos nuestra recompensa. Después de dos años con pamperos, tormentas y barcos que terminaron en la playa, esta vez el buen tiempo, el sol, las leves brisas del norte nos regalaron el ultimo veranito de la temporada, al tiempo que festejamos las pascuas en familia y con amigos.
Y así fue, que gracias a una llamada que hice para invitar a Sergio y familia a un asado se convirtió en una retribución invitándonos, a mi familia y a mi, a pasar estos días a bordo del Marcopolo y en compañía de los Magi.
Habiendo partido ellos el miercoles, demoramos nuestra salida hasta el viernes, de manera de poder cumplir con mis aprendices náuticos y también compartir con nuestra familia el almuerzo del día santo. Entonces, en un buquebus rápido, llegamos a Colonia a las 9pm, donde nos dan una afectuosa bienvenida y una nada despreciable tanda de pizzas caseras preparadas por Pato. Exquisitas!! Ya las había probado un verano en Piriapolis, mientras esperábamos que pase el mal tiempo para traer el Marcopolo a Buenos Aires. Después de comer hacemos una caminata por los muelles para ver los barcos llegados, saludar conocidos... el puerto esta lleno. Hay doble fila de amarre. Como en la puerta del colegio a la mañana cuando la llevo a Josefina.. y hasta 2 barcos por boya al borneo.
El sábado hacemos un desayuno largo con facturas, pan tostado y muuuuucho mate. Debatimos el programa a seguir y planeamos playa después del almuerzo. Otra vez las mujeres se lucen con sus dotes de cocineras y nosotros celebramos con buen vino.
Ya en el Real de San Carlos, tras un viaje en colectivo con boletos de esos que miras a ver si sacaste el capicúa, las valientes y el valiente, de a poquito vamos tomando confianza hasta que terminamos nadando y jugando en un río calmo como el agua de un estanque. Corren las horas y el Sol nos quiere imitar. Comienza a recostarse sobre el horizonte, se mete, también al agua y nos regala un espectacular atardecer. Es la oportunidad para que el peor fotógrafo se quede con una toma memorable. Mientras, las chicas cabalgan por la playa.
Ya de noche, no queda mas energía que para llegar al Mercosur a comer unos chivitos.
Los vecinos del puerto, aun a riesgo de exponer las partes inflamables e “inflamadas” de sus tripulantes, le suman placer a la noche preparando un asadito “on board”. Por suerte, comprobamos que dermis y epidermis son excelentes barreras corta-fuegos de siliconas y no hay
nada que lamentar esta noche estrellada como pocas.. ah, además con luna.
Ultimo día. Amanece el domingo y luego de repetir el ceremonioso desayuno, la tripu se divide en dos según las tareas: Mujeres de compras, varones ordenando el barco para salir al medio día. El puerto se va vaciando desde temprano. Promediando la tarde va a estar casi vacío, melancolicamente vacio.. hasta el próximo fin de semana.
Navegamos toda la tarde entre muchos barcos que vuelven a casa.
Pasamos un "Pandora 23" y reconozco al Avanti. Cuantos buenos recuerdos navegando ese barco en donde tambien conoci a los mas grandes amigos... la mayor se ve tan vieja que parece la que usabamos nosotros..
Casi sin viento. Sin novedad. avanzamos a motor y genoa. Picando fiambres, quesos, bebiendo vino frio, jugos.
Tomando sol, durmiendo siesta. Llegamos entrada la noche. Felices. Felices y agradecidos de disfrutar en familia y con amigos.
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