Despues de terminado el Circuito Atlantico Sur y habiendose levantado el Campeonato de Semana Santa, los tripus llegamos a correr Panela con el sentimiento encontrado de, por un lado saciar la ansiedad de volver a regatear y por el otro ir a virar ese itsmo que por algo lo pintaron “Rayado”. Ante esa disyuntiva mas el condimento de un pronostico que proponía como mejor alternativa a andar orzando por el rio, pochoclo y cine continuado, ante la imposibilidad de capitanear al Timido, Guri nos convoca a Ana, Jorge, Luciano y yo (*) para que corramos.
El resto del equipo debido a una serie de imposibilidades no puede embarcarse. Ante la realidad de correr con la mitad de manos, kilos móviles y cerebros, planeamos un orden estricto de tareas, funciones y guardias. Armamos duplas de nos turnaremos cada tres horas, quedando en manos de Luciano la decisión de la navegación. En los minutos previos a largar, mientras hacemos los últimos ajustes finos, el viento se pone ironico y a modo de preludio, en lugar de soplar los veintipico del ESE pronosticados, afloja hasta casi ser calma. La escuálida flota empezamos a nave-flotar empujados por una fuerte bajante. Hasta que se hace de noche el viento siempre del segundo cuadrante no pasa de leve. Mas tarde, a la altura de la rada de La Plata, tomamos un rizo, y cuando nos preparamos para el peeling de G1 por G3 decidimos arriar la proa y ver que pasa.
Lo que pasa es que aun filando casi toda la mayor rizada navegamos a 7 nudos y la banda no quiere salir del agua. Es evidente que esos cuatro tripulantes que faltan son los que necesitamos para adrizar un poco el barco y poder establecer una vela en proa. A lo largo de la noche avanzamos bien aunque un poco derivados. Mas tarde, izamos el G3 y ya con la luz del sol pasamos al G1. Si bien sopla y sopla, la ola no se arbola demasiado y la temperatura no nos castiga. Los cuatro de abordo, muy bien autodenominados “los cuatro fantásticos” estamos casi enteros, casi secos, un poco húmedos, pero vamos con la moral bien alta. Orzamos y orzamos pero pareciera que Panela se nos mueve a barlovento. Al mediodía la tenemos ahí, pero no podemos darla y se nos escurre el premio prometido por el capitán cuya condición era virarla por la mañana. Finalmente a las 2pm podemos filas escotas y agachados por debajo de la botavara ver a sotavento a esta muñeca brava. Chau Panela. Con todo el trapo arriba y todo filado andamos y empiezan las barrenadas. Mientras que en el horizonte llueve, a nosotros nos acompaña un agujero en el cielo que deja entrar al Sol y permite que disfrutemos y hasta nos saquemos, aunque sea por un rato, los trajes de agua.
Al anochecer seguimos con viento franco. Mas tarde, de noche cerrada viene soplatina y a arriar e izar, y tomar rizos. Asi andamos en la oscuridad solo cruzada con un poco de luna, derechito arriba del track. Antes de amanecer, cuando el viento se modera volvemos a cargar trapo. Los cambios de guardia se convierten en los momentos fraternales del Timido, donde la tripu que baja, antes de dormir, prepara sopas, tes o jarros de cafes, galletas y otros convites. Durante la mañana y ya cuando estamos en zona 3G recibimos mensajes de capi que nos esta esperando en DN. El viento ya mas suave nos permite poner un Spi para recorrer las ultimas millas hasta cruzar la línea blanca que divide en dos el paredón de llegada.
(*) Tripulacion NO experta pero experimentada, avalados por mas de 200 años de existencia y una sumatoria de unas 40 panelas corridas..
El resto del equipo debido a una serie de imposibilidades no puede embarcarse. Ante la realidad de correr con la mitad de manos, kilos móviles y cerebros, planeamos un orden estricto de tareas, funciones y guardias. Armamos duplas de nos turnaremos cada tres horas, quedando en manos de Luciano la decisión de la navegación. En los minutos previos a largar, mientras hacemos los últimos ajustes finos, el viento se pone ironico y a modo de preludio, en lugar de soplar los veintipico del ESE pronosticados, afloja hasta casi ser calma. La escuálida flota empezamos a nave-flotar empujados por una fuerte bajante. Hasta que se hace de noche el viento siempre del segundo cuadrante no pasa de leve. Mas tarde, a la altura de la rada de La Plata, tomamos un rizo, y cuando nos preparamos para el peeling de G1 por G3 decidimos arriar la proa y ver que pasa.
Lo que pasa es que aun filando casi toda la mayor rizada navegamos a 7 nudos y la banda no quiere salir del agua. Es evidente que esos cuatro tripulantes que faltan son los que necesitamos para adrizar un poco el barco y poder establecer una vela en proa. A lo largo de la noche avanzamos bien aunque un poco derivados. Mas tarde, izamos el G3 y ya con la luz del sol pasamos al G1. Si bien sopla y sopla, la ola no se arbola demasiado y la temperatura no nos castiga. Los cuatro de abordo, muy bien autodenominados “los cuatro fantásticos” estamos casi enteros, casi secos, un poco húmedos, pero vamos con la moral bien alta. Orzamos y orzamos pero pareciera que Panela se nos mueve a barlovento. Al mediodía la tenemos ahí, pero no podemos darla y se nos escurre el premio prometido por el capitán cuya condición era virarla por la mañana. Finalmente a las 2pm podemos filas escotas y agachados por debajo de la botavara ver a sotavento a esta muñeca brava. Chau Panela. Con todo el trapo arriba y todo filado andamos y empiezan las barrenadas. Mientras que en el horizonte llueve, a nosotros nos acompaña un agujero en el cielo que deja entrar al Sol y permite que disfrutemos y hasta nos saquemos, aunque sea por un rato, los trajes de agua.
Al anochecer seguimos con viento franco. Mas tarde, de noche cerrada viene soplatina y a arriar e izar, y tomar rizos. Asi andamos en la oscuridad solo cruzada con un poco de luna, derechito arriba del track. Antes de amanecer, cuando el viento se modera volvemos a cargar trapo. Los cambios de guardia se convierten en los momentos fraternales del Timido, donde la tripu que baja, antes de dormir, prepara sopas, tes o jarros de cafes, galletas y otros convites. Durante la mañana y ya cuando estamos en zona 3G recibimos mensajes de capi que nos esta esperando en DN. El viento ya mas suave nos permite poner un Spi para recorrer las ultimas millas hasta cruzar la línea blanca que divide en dos el paredón de llegada.
(*) Tripulacion NO experta pero experimentada, avalados por mas de 200 años de existencia y una sumatoria de unas 40 panelas corridas..
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