Todo empezó un día
que, hablando entre una cosa y otra, Viki Agote, así al pasar me cuenta que va
a mantener firme su decisión de no correr más regatas, por lo que renuncia a
hacer su Buenos Aires Rio de
Janeiro número 10, pero que como
regresar navegando no forma parte de la competencia alguna, ahí si se va a embarcar
en el Big Bang de su amigo Omar Lauda
con quien han compartido muchas millas, para bien traerlo otra vez al Rio de la
Plata. Ante ese comentario no pude dejar
pasar la oportunidad de ofrecerme como mano de obra bruta de a bordo, y de paso
aprovechar para compartir, aprender y experimentar una travesía de un poco más
de 1000 millas. A los pocos días con un
“la vamos a pasar bomba” me confirma mi lugar.
La tripu.
Además de Viki y
yo, producto de una serie de contratiempos que al final le resultaron muy
favorables, Omar queda embarcado y formara parte de toda la travesía. El cuarto es Andy, un escoces que bebe muy
poco y que se lleva muy bien con la proa y con todas esas cuerdas que siempre
tratan de endiablarse con el tangón entre izadas, arriadas y trasluchadas. Con el hemos compartido algunas temporadas de
regatas navegando en el Tímido II. Omar, en la regata, es premiado por ser el
tripulante con más ediciones corridas.
Acredita siete igual Gustavo Sciacca pero por ser más experto se lleva
el premio. Recibe la placa de manos de
otro aún más navegado, Viki que corrió 9.
Dato estadístico, entre los dos tienen 16 regatas corridas, es decir
20000 millas de experiencia solamente en este tramo. Para que el dato sea más exacto deberíamos
sumarles los regresos y las veces que navegaron por estas zonas por el puro
placer de hacerlo..
El barco. El Big
Bang es un F&C 40 prolijamente
mantenido, quizás de los últimos diseños de corte clásico, antes de que lleguen
las generaciones de barcos con popas planas, abiertas y muy mangudas, y rodas rectas. Muy fácil de navegar, muy marinero tanto en
cubierta como en cabina. De esos barcos
que no te cansas de timonear.
Bahia de Guanabara |
Rio – Angra. En una
monótona calma a motor, apuntando al W hacia el frondoso archipiélago de Angra
dos Reis, empezamos a desandar el camino.
Navegamos muy cerca de la costa reconociendo una a una las playas
cariocas hasta alcanzar Ilha Rasa da
Guaratiba y desde ahí dejando por el través las 25 millas de la restinga da
Marambaia. Unas millas más y casi
después de doce horas de ronroneo de la máquina, recalamos el Enseada das
Palmas, la bahía más oriental de la I. Grande.
Como esta lluvioso, un poco fresco
y estamos sin bote auxiliar, decidimos
no bajar a la playa y dejar para otra ocasión la caminata hasta la playa de
Lopez Mendes que yo había tenido oportunidad de conocer en 2011 cuando estuve recorriendo este paraíso tropical. Antes del atardecer también recalan Silohuette
2 y Mercenario 4 que también están volviendo.
Al día siguiente, temprano nos vamos para Abrao pero tal es el gentío y tráfico
de embarcaciones que, al rato de fondear decidimos levantar e ir a Saco de
Ceu. Este lugar es sin dudas el más
protegido y tranquilo de todo I.
Grande. Acá nos quedaremos a
dormir mientras que alternamos entre estar a bordo y bajar al restaurante
Coqueiro Verde donde bebemos cervezas y comemos toda clase de bicho de mar
pasado por el aceite hirviendo de la sartén.
Es carnaval y feriado, y muchos aprovecharon
para dormir acá, lejos del frenesí de los festejos típicos de la ciudad. Se hace de noche y todo se apaga, solo nos acompañan algunas estrellas que
asoman entre un cielo nublado.
Angra – Ilhabela. El 27 empieza el tercer día y casi por omisión se establecen rutinas que mantendremos a lo largo de todo el viaje. Nos despertamos temprano, aproximadamente a las 6am cuando el ruido del chispero prende la hornalla para calentar el agua de los primeros mates que preparara el cebador oficial Viki. Un buen desayuno con torta galesa, facto de Andy el escoces, y algunas otras delicias y rápido a navegar unas 15 millas hasta Marinas Piratas donde repostamos Gas oil, hielo y agua.
Al medio día, antes de abandonar el entretejido de islas, amarramos en el Iate Clube Rio de Janeiro
(sede Angra) donde desembarcamos a nado
para almorzar. Los brasileros nos
reciben gratamente. Amables nos
preguntan sobre el viaje que estamos haciendo e intercambiamos alguna
información útil. A media tarde soltamos
la boya del Iate Clube y retomamos la navegación, más tarde decidimos omitir la recalada en
Parati y ponemos proa a la I. Sao Sebastiao donde amarraremos en el Iate Clube
De Ilhabela. Navegamos bajo un cielo cubierto, con bastante
actividad eléctrica en tierra detrás de los morros. De a ratos una brisa del N nos permite poner
vela y darle descanso al motor y a nuestros oídos. La noche y el mar nos regalan algunas tímidas
noctilucas. Amanecemos habiendo recorrido
casi la totalidad de las 80 millas de nuestra derrota. Alcanzamos el N de la isla. Desde aquí y hasta el club vamos bien pegados
a la costa curioseando. En estas costas
lo que sobra es profundidad por lo tanto nos acercamos a metros de la playa.
Amarramos en una boya al lado del Fortuna 3 y
un poco más allá del Esperanza. Más
tarde compartiremos la mesa del bar con estas tripulaciones, hablaremos de la
regata, de las estrategias y del famoso e incognito punto “Caroulus” que
solamente lo cruzara el barco que gane la regata... La estadía nos da tiempo para caminar un poco
por la ciudad, ver el preludio del
carnaval y hacer algunas compras para rellenar bodegas con víveres y tanques
con agua y combustible.
Marinas del Iate Clube de Ilhabela |
Ilhabela – Portobello. El 1 de Marzo dejamos Ilhabela con la intención de ganar todo el Sur
posible siempre que la meteorología acompañe.
Así, después de recorrer las 11 millas de costa de la I. Sao Sebastiao,
ponemos rumbo SO que con una linda brisa del primer cuadrante nos lleva a
fuerza de Spi y mayor en una cómoda navegación.
Comemos y descansamos. Durante el
día no hay guardias, nos organizamos espontáneamente. A la noche, somos dos
equipos rigurosos que cumplimos 3hs. de guardia cada uno. A medida que entra la noche el tiempo
desmejora y durante el primer turno en cubierta ante la presencia de lo
inevitable decidimos arriar todo y
esperar a que la “soplatina” nos agarre,
y así fue que entro un SW que me permitió experimentar lo
que tantas veces me había contado Viki, capear a palo seco. Hacemos proa al SSE pero navegamos al E. En una hora abatimos 1,5 millas según
GPS. Con el barco adrizado, sin
esfuerzos en la jarcia ni en el timón, mientras el cocinero de turno prepara la
comida. Pasadas tres horas volvemos a
establecer vela suficiente para tener rumbo y velocidad. Al amanecer el viento rota y baja,
aprovechamos y cargamos baterías, y enfriamos heladera. A medida que el día pasa volvemos a tener
buena brisa franca. Si bien la
tecnología por un lado nos castiga dejando fuera de servicio al piloto automático,
por el otro nos beneficia manteniéndonos en permanente comunicación con tierra
a través del “Delorme”. Jorge Jáuregui,
skipper del ganador Fjord 6, nos va plotteando e informando como viene el
clima. Su mensaje es claro, el 3 a la
tarde/noche entra un S fuerte. Si pueden
entren en Jurere o Porto Belo.
Enseada Da Caixa Daco |
Pese a
que el plan original era seguir y que los tiempos de los tripus, en especial
los más jóvenes se nos empiezan a acortar, Omar con muy buen criterio define
entrar. Así entonces, derivamos unas 20
millas para pasar entre la I. Joao Da Cunha y amarrar en el exclusivísimo Iate
Clube de Porto Belo. En 2 días y unas
horas navegamos 302 millas. Aprovecharemos para darnos un buen baño,
comer y caminar un poco, y como cada vez
que hacemos puerto, comprar hielo y llenar tanques de agua y combustible. El club se encuentra al W apenas a una milla
de la famosa y bellísima Enseada Da Caixa Daco, muy protegido de todos los cuadrantes y con instalaciones
tanto de puerto como vestuarios y restaurante de primerísimo nivel. El costo de la estadía muy aceptable para el
nivel de servicios.
Iate Clube de Porto Belo |
Porto Belo – Jurere. En la
mañana del 4 habiéndose retrasado el pronosticado S hacemos una pierna corta,
sin novedad, de apenas 28 millas hasta Jurere para, aunque sea arrimarnos unas
horas más. Tomamos una boya al borneo y
volvemos a encontrarnos con el Esperanza que también está esperando el paso del
frente frio y del Tinto que se quedara unos días acá.
Finalmente a minutos del crepúsculo entra viento S fuerte y lluvia tropical.
Finalmente a minutos del crepúsculo entra viento S fuerte y lluvia tropical.
Jurere – La Paloma. A la mañana siguiente, el 5, después de un buen desayuno y ronda de mates,
aun con el S soplando con vehemencia, impacientes de estar tanto en puerto
salimos con la idea de que va a ir aflojando.
Entonces con el Big Bang bien trincado empezamos a orzar hacia el
SE. Primero con rizo y G3, más tarde con
dos rizos y finalmente con todo arriado capeamos durante dos horas. La orzada nos valió ganar unas 30
millas. Cuando el viento se estabiliza
un poco, izamos y hacemos el otro borde con el que apuntamos al SW. De a poco se va prestando hasta que damos al
S. Así navegaremos hasta la madrugada
que pasamos al través de Laguna donde volvemos a corregir y hacer rumbo directo
SW. Sin prisa pero sin pausa las millas
pasan por debajo de la quilla.
De repente, Andy desde el puente grita “DELFINES” y todos salimos a cubierta a disfrutar del espectáculo que se repite por segunda vez. Lo reemplazo en el timón dándole espacio a su creatividad para que aproveche a sacar fotos y más fotos. La gracia de estos animales nos acompaña un buen rato, nos alegra la tarde. Seguimos bajando hacia el S. El promedio de velocidad es muy bueno. El GPS nos da una ETA muy optimista. La madrugada del 8 pasamos al través de Rio Grande a unas 35 millas mar adentro. Sigue el buen tiempo y el buen viento, la buena comida y bebida, y el descanso. El 9 amanecemos con un N que se viene desinflando y un cielo cargado por los cuatro puntos cardinales. En el momento que calma con Andy decidimos arriar todo, atar todo y ponernos trajes de agua. Está llegando lo que suponemos. Y llega. Norte y lluvia torrencial.
El anemómetro marca las rachas más fuertes de todo el crucero, 46 nudos. Como nos entra por popa tenemos que cerrar todo el barco. Solo se asoma una mano que nos pasa un reconfortante mate calentito.. Así da gusto navegar!!. Después de un rato empieza a rotar en sentido anti horario hasta el W lo que nos permite establecer dos rizos más G3. Mientras tanto Jorge, vía Delorme, nos dice “métanse en La Paloma que viene pesto”. Abajo Omar y Viki hacen cuentas, analizan pronósticos concluyendo en lo más sensato. A la tarde amarramos en el primer puerto uruguayo del viaje. La Paloma tiene pocas amarras para navegación deportiva, pero todas muy cómodas y seguras. Es un puerto donde no se siente el viento ni la ola.
Al día siguiente al amanecer entra el Mercenario 4. La cara de los chicos dan mejor dimensión de lo que pasaron que sus propias palabras. También llegan noticias del Big Match que recibe la tormenta a la altura de Rio Grande.
De repente, Andy desde el puente grita “DELFINES” y todos salimos a cubierta a disfrutar del espectáculo que se repite por segunda vez. Lo reemplazo en el timón dándole espacio a su creatividad para que aproveche a sacar fotos y más fotos. La gracia de estos animales nos acompaña un buen rato, nos alegra la tarde. Seguimos bajando hacia el S. El promedio de velocidad es muy bueno. El GPS nos da una ETA muy optimista. La madrugada del 8 pasamos al través de Rio Grande a unas 35 millas mar adentro. Sigue el buen tiempo y el buen viento, la buena comida y bebida, y el descanso. El 9 amanecemos con un N que se viene desinflando y un cielo cargado por los cuatro puntos cardinales. En el momento que calma con Andy decidimos arriar todo, atar todo y ponernos trajes de agua. Está llegando lo que suponemos. Y llega. Norte y lluvia torrencial.
El anemómetro marca las rachas más fuertes de todo el crucero, 46 nudos. Como nos entra por popa tenemos que cerrar todo el barco. Solo se asoma una mano que nos pasa un reconfortante mate calentito.. Así da gusto navegar!!. Después de un rato empieza a rotar en sentido anti horario hasta el W lo que nos permite establecer dos rizos más G3. Mientras tanto Jorge, vía Delorme, nos dice “métanse en La Paloma que viene pesto”. Abajo Omar y Viki hacen cuentas, analizan pronósticos concluyendo en lo más sensato. A la tarde amarramos en el primer puerto uruguayo del viaje. La Paloma tiene pocas amarras para navegación deportiva, pero todas muy cómodas y seguras. Es un puerto donde no se siente el viento ni la ola.
Al día siguiente al amanecer entra el Mercenario 4. La cara de los chicos dan mejor dimensión de lo que pasaron que sus propias palabras. También llegan noticias del Big Match que recibe la tormenta a la altura de Rio Grande.
La Paloma – Punta del Este. Recién en la madrugada del sábado
11, cuando los cálculos de días anteriores nos decían que ya estábamos en
Buenos Aires, podemos salir con la intención de aprovechar la ventana de unas
horas de buen tiempo. Buceo, Piriapolis
o Punta del Este cualquier opción es
buena para arrimarnos porque sabemos que donde entremos nos quedaremos un par
de días hasta que vuelvan a abrir el puerto.
Andy lamentablemente tiene que interrumpir el viaje y llegar a Buenos
Aires por tierra, porque la vida
terrícola lo demanda. Con una gran comilona lo despedimos después de haber
compartido 1000 millas.
Punta del Este – San Fernando.
Omar, Viki y yo
quedamos para la última pierna. Si bien
esperar en puerto siempre resulta denso, hacerlo en Punta del Este es de las
situaciones menos malas imaginables, así que optamos por disfrutar todo lo
bueno y agradable que este lugar tiene hasta que por fin el 14 tempranito, con todos los papeles sellados
por las burocracias portuarias,
recogemos por última vez los cabos de amarre para apuntar a casa. Con viento
del W suave que después de unas horas empieza a rotar favorablemente empezamos
a meternos en el rio. Por la tarde las
olas ya no tienen ruido a espuma y el color se empieza a teñirse de marrón. A las primeras horas de la tarde del 15
estamos a la altura de paso 7 del canal Mitre. El Rio de la Plata baja, comienza a llover y la bruma cierra el horizonte. Los 2.30 mts. de calado que tanto nos rindieron en el mar ahora nos obligan a remontar como un buque comercial por el canal y entrar a San Fernando por el Paraná de las Palmas. Queríamos navegar? A eso vinimos! Y lo hicimos con creces! Y lo repetiremos! Por ahora, lo más salado que veo en el horizonte es La Panela, la regata a La Fabulosa Panela! Y no es poco. Por eso, allá Vamos!!!
Fotos: Andy Dey y Elaghaka.
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Este post se publicara en la Revista Barcos de Abril 2017
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